¿Disfrutas como el que más escuchando jazz, y no puedes quitar la vista del saxofonista? Puede ser que estés hecho para tocar éste instrumento. Disfruta tocando las melodías más conocidas y descubre todas las técnicas para ser un improvisador nato.
El saxofón fue inventado en el siglo XIX por el clarinetista y fabricante de instrumentos musicales de origen belga, Adolphe Sax (1814-1894). El nombre del instrumento, nace de la unión del apellido de su inventor, “Sax”, más el sufijo “fon/fono”, originario del griego phonos, que significa “sonido”.
El instrumento nace como una mejora del clarinete llevada a cabo por Sax hacia 1840. Dos años más tarde lo da a conocer en Paris, ciudad en la que establecería su taller de instrumentos y donde verían la luz el resto de instrumentos de la familia. Sax no solo se dedicó a la construcción y fabricación de saxofones puesto que de sus talleres surgieron numerosas patentes para instrumentos de viento (especialmente de la familia del viento-metal).
El saxofón tuvo una rápida aceptación y captó la atención de los compositores románticos del momento (como por ejemplo Berlioz o Bizet), que empezaron a emplearlo en sus obras. Se establecería además, la cátedra de saxofón en el conservatorio de Paris, a cargo del mismo Sax. Aunque el instrumento corrió el riesgo de caer en el olvido a partir de 1870 iría adquiriendo con el paso del tiempo numerosas mejoras y modificaciones en su mecánica y llaves.
A partir de la década de 1920 y con el nacimiento del jazz, el saxofón volvería a renacer al servicio de una música y de unos intérpretes que lo llevarían a sus mejores cotas de expresividad. La versatilidad de éste instrumento propiciaría su incorporación también a otras músicas más populares como el rhythm & blues y el rock & roll, a partir de la década de 1950.
Hoy en día no solo podemos encontrar el sonido del saxofón en la música clásica o el jazz, sino también en música pop de variada índole (rock, funk, soul) así como en las llamadas “músicas del mundo”.